jueves, septiembre 28, 2006

Lo más dulce y lo más agrio


El tiempo pareció detenerse sin dejarme más remedio que sintonizar en su dolor… ¿Cómo seguir la vida sin la persona amada?, ¿Cómo seguir con vida cuando tu todo se va? Aquella mujer lloró desconsolada a quién fuera hasta entonces, su compañero de más de 70 años. Décadas que dejaron en su vida, una huella imborrable, que hoy se vuelve dolor al pensar que él no está, que él se ha ido y que ya no volverá por mas que ella lo quiera…
Toda una parroquia pudo escuchar su llanto, que estremecía a cada uno de nosotros, lejanos espectadores de un amor y un dolor implacables, mientras sus débiles manitos parecían acariciar el vidrio del ataúd que la alejaba del amor de su vida, de aquel hombre que hoy parecía dormido como en tantas y tantas noches compartidas…
Esta noche debe estar sola, en una casa llena de recuerdos, impregnada de una historia que solo fue de dos y que hoy ha de terminar sus líneas con un solo protagonista… mujer que hoy a tus 97 años de edad, fuiste capaz de mostrarme lo mas dulce y lo mas agrio de la vida… muchísimas gracias por su fuerza, muchísimas gracias por solo ser…


(Con todo respeto y cariño a la señora Rosario, que ayer, a sus 97 años de edad, ha quedado viuda y sin hijos que puedan cuidar de ella)

2 comentarios:

Pedro dijo...

Oh, que fuerte.

No diré mucho; es fuerte perder parientes, y más si vas al funeral (toda esa lugrubiedad y tristeza de la ceremonia cristiana). Conozcas o no al/la afectado(a), ver a alguien sufrir de tan cerca es conmovedor sin duda. Peor es si los conocías bien.

Bueno, es parte del gran ciclo sin duda. Ahora el vuelve a la Tierra, y contribuye a que otros nazcan e inicien nuevas y esperanzadas vidas.

Es curioso que mientras más generaciones retrocedamos, las relaciones perduren más y más tiempo; es admirable.

Es una pena por ella sin duda. Lo más sano sería llevarla a un asilo creo yo.

97 Años!, gosh...

Bueno Rudolph Spiny MrBear, nos vemos mañ... más tarde en una de esas!

C. dijo...

Padecer la muerte ajena, es aprender de la propia vida.
Nuestra vida sigue, ese es el único gran consuelo.

Un gusto leerte, hace tiempo no lo hacía.
Saludos!